
Paseando y paseando por la mezquita vimos una puerta y entramos. Era la sala del oro y la plata. Muchos objetos litúrgicos, algunos colosales y otros pequeños, se mostraban detrás de vitrinas. Carmen miró lo que había a su alrededor. Cargada de una paciencia de 500 años como es ella, suspiró y dijo con su voz dulce salpicada de pena "¡Ahí está mi cerro!" Aquella cosa de oro y plata tenía un cartelito que decía: 1795. No dudó un momento que estaba contemplando el resultado del expolio y exterminio de tantos de sus pueblos. Sabía que eso que había ahí le pertenece más que a la mezquita, más que a la Iglesia.
Hoy es 12 de octubre. Castilla y sus territorios conquistados, que hoy forman el estado Español, siguen celebrando en lugar de pedir perdón por el genocidio más grande de la historia de la humanidad y el expolio de tanta riqueza de América, tanta riqueza estúpidamente derrochada. Cada año que pasa así, El estado español se miente a si mismo y continúa la vida en su propio engaño perpetuando su colonialismo y eso... Eso es de lo peor que puede hacerse a si mismo un pueblo.
En ocasiones sólo enlazando con lo particular, con el nombre propio parece que se despierta a la realidad. Una vez más gracias a los que os esforzáis por comunicar y compartir.
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